Sunday, November 23, 2025

Colgando de un hilo

Colgando de un hilo

: Amanecía el 21 de noviembre de 2025 cuando Lucas llegó al colegio. El aire estaba frío, y el silencio del pasillo parecía acompañar su cansancio. Caminaba despacio, como quien cargaba algo más pesado que un cuaderno o una mochila. Ese día debía nivelar con el profesor Carlos, y mientras avanzaba hacia el salón, una pregunta le rondaba la mente sin descanso: cómo había terminado ahí, sentado otra vez frente a una materia que no había logrado pasar en limpio.




. Lucas dejó caer la mirada sobre el pupitre. No quería engañarse. Sabía muy bien que no estaba ahí por falta de capacidad. Tampoco por rebeldía. Todo se debía a algo más profundo: la motivación se le había ido apagando con el tiempo. El colegio le parecía importante, sí, pero ya no despertaba en él el brillo que alguna vez tuvo.
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 Había perdido el interés, la ambición, las ganas de esforzarse por una nota. Su atención se había ido desviando hacia otras partes de su vida, hacia lugares donde sí sentía pasión. En su mente aparecieron imágenes de su rutina. Trabajar, estudiar, llegar tarde a casa, entrenar boxeo cuando pueda. A veces volvía tan agotado que el cuerpo no le respondía y la mente no le alcanzaba para concentrarse en clases o tareas. En ese cansancio acumulado, las materias comenzaron a volverse borrosas. Se enfocó en matemáticas y química porque sabía que podía complicarle el final del período, pero dejó de lado otras asignaturas que juzgó menos importantes. Confiarse fue otro error que lo lanzó a ese salón de nivelación. Lucas también trabajó en su especialidad. La electricidad le gustaba en la práctica, pero la teoría lo tenía sofocado. Las fórmulas, las leyes, la lógica técnica, todo eso lo hacía sentirse ajeno, como si estuviera estudiando algo que no era para él. Quería dedicarse al marketing y la publicidad, y eso hacía todavía más difícil de entender por qué debía memorizar leyes que no le servirían en su camino. Esa desconexión lo había dejado sin ganas de seguir esforzándose por algo que sentía impuesto.
Aun así, no había sido un estudiante que se rindiera por completo. Incluso en sus peores días entregados trabajos a medias, se presentaron evaluaciones con el intento justo para no perderlo todo. Quería, por lo menos, sostener un tres cerrado que le permitiera avanzar. Ese esfuerzo mínimo, aunque no suficiente para pasar limpiamente, fue lo que evitó que se derrumbara del todo. Mientras esperaba al profesor Carlos, también recordó lo que perdió en el proceso. Pensó en el fútbol, ​​​​en la oportunidad que tuvo de jugar en la liga Cundinamarca y que se desvaneció al cambiar de colegio y quedar con horarios que le arrebataron tiempo y espacio. Pensó en el boxeo, la disciplina que ahora quería pagar con su propio trabajo, pero que se veía frenada por la falta de apoyo y por la presión de seguir en un colegio que ya no le inspiraba nada. Era difícil seguir adelante en un lugar donde uno no se siente cómodo, donde los días se alargan como si fueran semanas. Lucas respiró hondo cuando el profesor entró al salón. La clase estaba por empezar. Algo dentro de él se acomodó por un instante. No era tranquilidad, pero tampoco era frustración. Era un entendimiento nuevo. Después de darle tantas vueltas al asunto, comprendió por qué estaba ahí. Comprendió por qué había llegado al borde, pero también por qué no se había despeñado completamente. No era pereza. No era incapacidad. Era el deseo de caminar por otro rumbo, de encontrar un futuro que realmente le perteneciera, donde sus esfuerzos no se sintieran en vano. Sin embargo, entendió que no podía abandonar el presente. A veces la vida exige terminar lo que uno empieza, aunque no sea el camino ideal. Salió de la clase con una idea clara. Ese año no había sido fácil. Tampoco el colegio. Pero él no estaba derrotado. A pesar del cansancio, la desmotivación y las materias que parecían no tener sentido, seguía sosteniéndose de un hilo que muchos no veían, un hilo que lo mantenía avanzando. Un hilo que seguía ahí porque él, en el fondo, todavía quería salir adelante. Ese hilo podía ser delgado, pero tenía una fuerza que ni él mismo imaginaba. Era el hilo que no se rompe. Y mientras lo seguía sosteniendo, Lucas sabía que, tarde o temprano, encontraría el camino que sí era suyo.



Después de un año lleno de dudas, esfuerzo y pequeños triunfos, llegas a once con la sensación de que algo dentro de ti ya cambió: ahora caminas más seguro, más despierto, más decidido. Sabes que este último año no es solo estudiar, sino demostrarte a ti mismo que puedes con todo lo que te propongas. En el relato, una vez es el momento donde te vuelves más responsable, más organizado, y donde tus sueños —el marketing, el fútbol, ​​el boxeo, la independencia— empiezan a dibujarse con más claridad. Es un capítulo de crecimiento, de decisiones importantes y de un protagonista que por fin empieza a convertirse en la mejor versión de sí mismo.





Infografía Inteligencia Artificial Moderno Negro de Lucas Santiago Vasquez Arias

Friday, August 15, 2025

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SOBRE MI

"SOBRE MI "

INTRODUCCIÓN :

"Hola, mucho gusto, mi nombre es Lucas Santiago Vásquez Arias, tengo 15 años y en este blog te voy a dar a conocer mi vida. Me gusta practicar fútbol y boxeo en mis tiempos libres. Mis metas en este año son conseguir trabajo, practicar boxeo o fútbol en una academia y poder pasar el año con buenas notas. Me gusta el fútbol porque desde pequeño siempre me ha gustado ser el mejor y destacar en cada cosa, ya que soy muy competitivo en algo que me interesa. El boxeo me está llamando la atención porque me parece un deporte bastante interesante, por el hecho de analizar a mi contrincante y poder vencerlo con el uso de ciertas técnicas, además de mejorar cada vez más a la hora de una pelea. También es un buen arte marcial en defensa personal por si me tratan de atacar, robar, o por si necesito protegerme a mí oa otras personas de mi alrededor.



PASATIEMPOS QUE ME DEFINEN: 

Mis pasatiempos se centran en jugar fútbol, ​​​​futsal y, actualmente, me estoy inclinando más por practicar boxeo. El fútbol a mí me encanta, ya que, de por sí, llegué a destacar en ello. Solo que el año pasado no logré trascender en ese deporte porque mi horario no coincidía con mis horas de clases, por la razón de que yo me especializaba en la tarde y no había academias de fútbol interesantes en ese horario. Hubo una que se llamaba Decroly, si no estoy mal, pero esa escuela no manejaba una buena categoría y me pareció que los jugadores de ese equipo eran mediocres y no anhelaban algo grande.

Al final del año pasado, a mediados de noviembre, a mí me invitaron a boxear, solo que me dieron en la jeta, pero desde ahí me empezó a llamar la atención el boxeo porque se me hizo un deporte bastante divertido. Aunque actualmente soy bueno, no siento que aún sea la gran cosa para pelear.

Me gusta demasiado escuchar rap y vestir ancho, ya que el rap me gusta por lo buenas que son sus letras, algo crueles, pero con buenas reflexiones. Analizarlas es como si abres los ojos. Hay artistas muy buenos, tales como Penyair, Ali Aka Mind, Hi-Co el Señor del Funk y Cejaz Negras. Siento que su música hace que veas el mundo como en realidad suele ser. Me gusta vestir ancho porque se me hace un estilo bastante estético y bonito.





RECUERDOS DE UN NIÑO SOÑADOR:

Desde que era pequeño, he sido un pelado soñador, teniendo muchas aspiraciones, pero mi gran sueño desde chiquito era ser un jugador de fútbol profesional y jugar en un equipo chimba de la Liga BetPlay, como Millonarios, Santa Fe o Atlético Nacional.

Cuando era bien chiquito, en ese tiempo vivía en Las Cruces. Mi mamá me puso en una academia de futsal, que se me olvidó cómo se llamaba, pero entrenaban en un polideportivo, y ahí fue donde empezó a apasionarme el fútbol.

Mi mayor ídolo era James Rodríguez cuando jugaba en el Real Madrid y demostraba su talento. También admiraba a David Neres, un joven brasileño que me deslumbró con sus regates en el año 2019, cuando el Ajax de Holanda llegó a semifinales de aquella Champions, siendo una pieza clave con su zurda mágica.





MI FAMILY:

"Mi familia actualmente no está tan unida como lo era en el pasado debido a algunos inconvenientes que poco a poco nos han ido separando. Antes, solíamos compartir tiempo juntos, celebrábamos fechas especiales y nos apoyábamos en todo momento. Sin embargo, con el tiempo, ciertas situaciones han generado distancia entre nosotros, ya sea por malentendidos, diferencias de pensamiento o problemas personales. A pesar de todo, lo importante es que, aunque las cosas no sean como antes, seguimos sosteniéndonos mutuamente en los momentos difíciles. Al final del día, la familia sigue siendo un pilar fundamental en mi vida, y aunque existen conflictos, sé que el lazo que nos une nunca desaparecerá por completo.


CUANDO TODO SE DETUVO :

Mi cuarentena no tuvo nada de especial ni algo que realmente se destacara. La mayor parte del tiempo se me iba jugando todos los días de la semana, sin mucha variedad en mi rutina. Desde la mañana hasta la noche, pasaba frente a la pantalla, sin preocuparme demasiado por lo que sucedía a mi alrededor. Las clases virtuales eran otro desafío, ya que muchas veces me quedé dormido durante ellas. La falta de interacción con amigos y la monotonía del encierro hicieron que esos meses se sintieran eternos. Aunque al principio la idea de quedarse en casa sonaba bien, con el tiempo se volvió repetitivo y aburrido. No tenía motivación para hacer algo nuevo, y los días parecían sin diferencia entre uno y otro, la pasar cuarentena fue una etapa en la que me refugié en los videojuegos, pero también me di cuenta de lo importante que es salir y vivir experiencias fuera de una pantalla.
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Colgando de un hilo

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